EL IRPH destrozó mi matrimonio
Las dificultades económicas que está provocando el IRPH es la causa de tragedias familiares, de familias rotas.
En el último mes hemos visto las dificultades económicas que están sufriendo las víctimas del IRPH que provocan situaciones de difícil explicación. Sin embargo, el hecho de que la hipoteca fuera subiendo mientras que las referenciadas con Euribor bajaran; el hecho de que para poder mantener el último refugio que es el hogar los afectados del IRPH hayan tenido que vivir durante muchos años con sacrificios que impiden el desarrollo personal de las familias. Sin embargo, hasta ahora no habíamos tenido un testimonio que explicite las tragedias familiaresque la aplicación de esta cláusula abusiva por parte de la banca ha generado. El IRPH es un problema económico, una nueva presunta estafa por parte del sector financiero, pero se ha convertido en un problema social dado que ha generado desahucios, ha provocado enfermedades y ha roto familias. Antes de pasar al testimonio de un afectado, recordemos cómo ha evolucionado el IRPH y cómo lo ha hecho el Euribor y podrán comprender mejor lo que reclaman las víctimas:
Mientras el Euribor está prácticamente a valor 0, el IRPH está casi dos puntos de interés por encima.
Todo ocurre en marzo del 2006, En ese momento tenía cincuenta años y mi ex pareja cincuenta y cuatro. Para mi desgracia toda la operación fue vía telefónica, ya que decidí realizarlo con una caja de ahorros que no estaba en mi comunidad, sino a 2.500 km. Todo fueron facilidades. Mandaron un tasador que taso la vivienda en 185.000 euros, muy por encima del valor que esperaba y solicitaba. Vamos que venía con las órdenes explícitas ya marcadas desde la entidad porque la operación tenía que salir. Eso sí, sólo nos daban 20 años para pagarla puesto que las edades que teníamos ya eran avanzadas. La operación que se había pactado era la siguiente: cuota fija, interés fijo. Solicito un poder notarial para mi pareja, me traslado con dicho poder a la comunidad correspondiente y llegó al medio día y esa tarde ya fui al notario. Cuando entré, allí estaban todos esperando en una mesa enorme, el banco y el Sr Notario quien procedió a leer muy rápidamente todo lo que iba a firmar. Realmente, en lo único en que puse interés fue en la cuantía de la cuota y en cuanto a lo demás me dijeron que se trataba de los cálculos de intereses y todo lo demás. También me dijeron que la fecha de finalización se correspondía con los 20 años que me dijeron que me daban: marzo 2026. Hasta aquí todo bien.
Sin embargo, en enero del siguiente año empezó mi amargura. El notario envió y registró por su cuenta y riesgo lo siguiente: Por error u omisión no quedó transcrito el día de la firma, que al ser cuota fija e interés variable (primer engaño de lo que dijeron verbalmente el banco y él), la cuota no subiría, pero sí lo haría el tiempo de la vida del crédito, hasta un máximo de 15 años más. En definitiva, me colaron una hipoteca de 20 años, a 35 años teniendo la edad que tenía a la firma para que termináramos con 85 y 89 años de pagarla. ¿Qué ocurrió a partir de esto? Cada mes de marzo veo subir el periodo de finalización llegando a estar según los índices de interés hasta en 36 meses e incluso más por encima de ese 2026. Así, de esta forma, pago cada año más interés y amortizo mucho menos. Conste que en todo esto yo sigo pensando que tengo un Euribor. Desconocía que existiera otro índice de hipotecas que no fuera ese. Pasan los años, viene la crisis y me siguen manteniendo la finalización por encima de lo pactado. Salió lo de las cláusulas suelo y reclamo al banco que me contesta que no tengo dicha cláusula. Ya me suena a pitorreo y pienso: ¿cómo es posible que no tenga nada de eso, si aún con la que está cayendo estoy en ocho meses por encima de la fecha que tenía que terminar? Lo pongo en manos de abogados, y horror, descubro el famoso IRPH. La caja con la que firmé la hipoteca había desaparecido y me puse en contacto con el banco. Todo es negativa tras negativa: no piensan arreglar nada. Continué informándome porque ya para mí esto era un tsunami. Resultó que llegaron a mis manos, tras mucho buscar y pagar, los originales de que al año escaso de firmar la hipoteca, la caja la titulizó y vendió en el mercado a un grupo de bonistas al que no permitieron representación jurídica. Ni siquiera crear sociedad entre ellos. En definitiva, el heredero de la caja no era mi acreedor. Intento presionar por ahí, pero se ríen en mi cara. A partir de esto, tomé la decisión tajante de que no pagar más y que decidiera un juez, puesto que me siento estafado, engañado, y no lo pienso permitir. Mi familia me mira como a un lobo solitario, mis hijos ya mayores me desaniman y me dicen que no puedo luchar contra el monstruo de tres cabezas solo, que voy a perder la salud.
¿Qué me ha costado mi guerra particular? Mi relación con mi ex mujer, enfado con uno de mis hijos, la salud, y muchas noches sin dormir y ganas de morirme a veces. Sigo luchando, los tengo metidos con mis abogados, no voy a desistir, tengo la casa en ventas, si la vendo bien, y sino la vendo, ahí se queda a ver quien tiene legitimidad para reclamarla. Ya han perdido un juicio por titulización y falta de legitimidad. No estoy tan equivocado como pensaron en mi entorno, tengo suficiente información para luchar y ahora que me he prejubilado me sobra tiempo que quiero emplear en realizar la carrera de derecho económico, para luchar por mi cuenta y desinteresadamente a favor de la comunidad para ayudar antes todas las estafas que se permiten en este país».
Fuente: noticiasjuridicas.com
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